Que bien escogidas estuvieron las fechas!
13 de agosto 1969: la exhumación en el
cementerio de Gerona. 16 de agosto: el traslado a Olot, al sepulcro que el amor
y la gratitud de sus hijas le ha preparado en la Casa Madre,.
Tan impresionante número de Hermanas se
agrupó en Olot para rendir el tributo de emocionada y amorosa veneración al
Padre... Todas las Provincias y Delegaciones estaban representadas.
Un grupo reducido, sobrecogido por la más profunda
emoción, asistió al momento indescriptible de ver aparecer en la tumba abierta
del cementerio de los restos casi cubiertos por los hábitos canonicales, de los
que algunos conservaban todavía el color.
NO renunciamos a describir estas
jornadas...
El Rvdo. Dr. Tomás Noguer, Notario
eclesiástico que levantaba el acta; el Dr. Antonio Bordas Costa, que practicó
el reconocimiento de los restos y los verificó uno a uno; todas nosotras,
colocando, con su sentimiento superior a lo podemos expresar, los restos venerados
en el ataúd que les aguardaba...
El traslado hasta la carroza fúnebre a
manos de todas, que nos íbamos turnando...
La llegada a la Casa de Gerona (Plaza
Catedral), donde cuatro Hermanas recibieron el ataúd para colocarlo en el coro
a la veneración de la Comunidad y de otras Hermanas allí reunidas.
La emoción estaba en los rostros y la
protesta de fidelidad en los corazones...
El día 16, de nuevo los restos venerados en
marcha hacia Olot, custodiados siempre por las Hermanas y colocados por ellas
en una sala sencillamente arreglada. preparada para recibirlos en la Casa
Madre.
El Notario Sr. Ramón Ramoneda levanta un
acta y la lee; seguidamente el Rvdo. Dr. Tomás Noguer procede a la roturá de
los sellos, para que, abierto el ataúd, quedaran expuestos a la veneración de
los presentes.
En las horas que mediaron entre la llegada
y el traslado a la Capilla para la celebración eucarística e inhumación, hubo
un emocionante desfile de Hermanas.
Sacerdotes de las Diócesis de Gerona y
Barcelona, presididos por el Excmo. Sr. Obispo, Dr. Narciso Jubany, la
presencia de las autoridades de la ciudad dieron a los actos de Olot una
prestancia y un calor religioso y humano, difícil de traducir en palabras.
La celebración eucarística, la homilía del
Sr. Obispo, las moniciones del Dr. Teixidor, Maestro de Ceremonias, el acto de
la inhumación...
Todos son recuerdos inolvidables, de cosas
únicas por su significación y por su grandeza, que se reciben como un regalo de
Dios, conscientes de que no se repetirán y quedan dentro para dar una dimensión
espiritual más profunda a la vida interior, para hacer más vivo el amor al
Instituto, para acrecentar el deseo de vivir más plenamente el carisma que se
nos ha legado, en función de un servicio a la Iglesia siempre activo
Agosto 2019
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