domingo, 23 de junio de 2013

Vivamos el año de la Fe con ilusión y compromiso

JOAQUÍN MASMITJÀ, COMUNICADOR DE FE



Joaquín Masmitjá fue un hombre que vivió intensamente su fe en la escucha atenta de cuanto Dios mismo le comunicaba. Él sabía que Dios le amaba y así fue transmitiendo su familiaridad con Jesús, su Evangelio, su pasión por el proyecto de salvación. Su método fue el de la sencillez y la humildad.
Comunicar la fe, nos dirá San Pablo, no significa llevarse a sí mismo, sino decir abierta y públicamente lo que se ha visto y oído en el encuentro con Cristo, lo que se ha experimentado en su existencia ya transformada por ese encuentro: es llevar a ese Jesús que siente presente en sí y se ha convertido en la verdadera orientación de su vida, para que todos comprendan que Él, Jesús, es necesario para el mundo y decisivo para la libertad de cada hombre.
Joaquín Masmitjá, como el Apóstol, no se conformó con proclamar palabras, sino que involucró toda su existencia en la gran obra de la fe. Sabía que para hablar de Dios es necesario darle espacio, en la confianza de que es Él quien actúa en nuestra debilidad.
Hoy, nosotros, también, debemos hacerle espacio a Dios sin miedo, con sencillez y alegría, en la convicción profunda de que cuánto más le situemos a Él en el centro, y no a nosotros, más fructífera será nuestra comunicación. Y esto vale, también, para las comunidades cristianas, para nuestras fa-milias, que están llamadas a mostrar la acción trans-formadora de la gracia de Dios, superando indivi-dualismos, cerra-zones, egoísmos, indiferencia, y viviendo el amor de Dios en las relaciones cotidia-nas.
(cf. Catequesis de Benedicto XVI)